Las luces de neón son una declaración audaz y cosmopolita que puede revitalizar o acentuar fácilmente un espacio o estructura arquitectónica. Con un brillo llamativo, una gran cantidad de opciones de color y vínculos con una estética retro, estas piezas de iluminación pueden hacer que un espacio se sienta simultáneamente moderno y nostálgico. Sin embargo, pocos entienden el funcionamiento científico o las propiedades materiales del neón, y muchos arquitectos descuidan su uso debido a su estrecha asociación con la señalización comercial. A continuación, exploramos cómo funciona el neón, su historia arquitectónica y cómo los arquitectos pueden seguir usándolo hoy.
El gas de neón fue descubierto en 1898 y recibió su nombre de la palabra griega "neos", que significaba "el nuevo gas". Es un gas incoloro, inodoro e inerte en condiciones estándar, que emite un resplandor rojo anaranjado cuando se ubica en un campo eléctrico, permitiendo su utilización como iluminación de muchos colores.
La primera lámpara de neón fue inventada por el ingeniero y químico Georges Claude en 1902, y se exhibió por primera vez al público en 1910, en París. Se creó en primer lugar moldeando tubos de vidrio huecos, los cuales pueden alcanzar hasta 2.5 metros de longitud. Luego, el tubo es vaciado parcialmente de aire y recibe una corriente eléctrica de alto voltaje, emitiendo luz al ser activado con de neón u otro gas. Los diferentes colores se obtienen insertando diferentes gases o aplicando diferentes tintes y recubrimientos de fósforo a los tubos de vidrio. Por ejemplo, los tubos de descarga de mercurio producen luz azul, reemplazando a la luz naranja inicial del neón.
En 1923, Georges Claude y su compañía Claude Neon introdujeron los letreros de neón en los Estados Unidos, lo que provocó una era de ornamentación vibrante que daría forma a la estética de las ciudades estadounidenses. Rápidamente el neón fue asociado con la publicidad exterior, convirtiéndose en parte especialmente indeleble de la experiencia del cine. El ejecutivo de publicidad y diseñador de iluminación estadounidense Douglas Leigh fue un pionero de esta transformación, y cómo señalaba el artista del neón, Rudi Stern: "gran parte de la emoción visual de Times Square en los años treinta fue resultado del genio de Leigh como artista cinético y luminal". Las luces de neón también se utilizaron en la Exposición Chicago Century of Progress de 1933 y en la Feria Mundial de 1939 en Nueva York, y las señalizaciones de neón se convirtieron más tarde en parte integral de la querida estética de Las Vegas.
La influencia del neón, sin embargo, no se limitó a los Estados Unidos. Habiéndose revelado por primera vez en París, las luces de neón fueron adoptadas inicialmente por los cines y clubes nocturnos de París, mientras que en la década de 1960, incluso los soviéticos 'neonizaron' las capitales del bloque oriental en referencia a las metrópolis capitalistas. Las luces de neón se desarrollaron de manera similar en China en la década de 1920 y transformaron el horizonte de Hong Kong a mediados del siglo XX. Estos signos combinaban la antigua caligrafía china con la estética comercial moderna, utilizando también símbolos culturales y narrativos.
Desde su historia temprana hasta nuestros días, el neón se ha asociado profundamente con la modernidad, un estilo de vida cosmopolita y una atmósfera de vitalidad. Los arquitectos en la actualidad pueden seguir utilizando la señalización de neón para invocar este entorno, ya sea a través de palabras, símbolos o diseños abstractos. Con este fin, las luces de neón combinan bien con un diseño interior elegante y moderno, como las utilizadas en el Mylines Hotel de LYCS Architecture, presentado a continuación. El símbolo o frase correctos combinados con el interior complementario correcto pueden llevar la energía y la vitalidad de la ciudad incluso a una habitación privada.
Sin embargo, con una asociación histórica tan fuerte, que invoca la nostalgia de principios del siglo XX y los símbolos culturales del antiguo cine, Times Square y Las Vegas, el neón tiene aún más potencial para crear una atmósfera que se extiende más allá de la vida moderna de la ciudad. Junto con el concreto expuesto, los ladrillos rústicos y las plantas, las luces de neón pueden generar un atractivo ambiente retro que lleva a las personas a un tiempo diferente sin perder su carácter actual y novedoso. Los interiores que usan letreros de neón se vuelven extremadamente memorables por la estética distintiva que generan.
Y aunque el neón se asocia habitualmente con la señalización, que puede parecer limitante o kitsch para algunos arquitectos, a menudo es descuidada. Rudi Stern escribe además que "desafortunadamente para muchos arquitectos, el neón es el último cartel de 'pizza' rosado de mala calidad que han visto, y rechazan con fuerza un medio que ofrece una gran promesa como elemento espacial y ambiental". Por lo tanto, a pesar de sus asociaciones históricas y comerciales, el neón tiene el potencial de ser mucho más que símbolos retro o frases cosmopolitas. Los diseños abstractos, los colores atmosféricos y las propiedades cinéticas de la luz combinada pueden alterar completamente un espacio, sin referenciar necesariamente a una estética histórica o a ciertos mensajes explícitos. En las imágenes de la vivienda With.It Home, los arquitectos de BodinChapa han utilizado el neón de una manera "no simbólica" para crear una habitación increíblemente memorable al estilo de James Turrell, que es a la vez tranquila y radiante. La luz de neón tiene el poder de transformar completamente una habitación, incluso si se usa de una manera tan simple como el revestimiento de las esquinas del techo, debido a las propiedades únicas de la luz al dialogar con la sensación del espacio en sí mismo. Si los arquitectos pueden superar sus asociaciones comerciales e investigar su relación con el espacio arquitectónico, el neón puede convertirse en un elemento atmosférico aún más poderoso de lo que ya es.